Entre sorprendido e impactado recibí la noticia del fallecimiento de Nestor Kirchner. Tenía informaciones sobre su mal estado de salud y luego de la última internación me habían dicho “esta todo tapado”, pero, a pesar de ello, fue muy grande el impacto que me causó la muerte. Debo reconocer que en un principio caí en esa costumbre argentina de sensibilizarme ante la muerte. Nunca fui kirchnerista, es más, debiera reconocerme como todo lo contrario, sin embargo su muerte generó un extraño sentimiento. Lo vi simpático, luchador, entregado y hasta me impacto la cantidad de batallas que dio. Poco a poco ese sentimiento inicial fue mutando a algo más real y sobretodo cuando comencé a ver a sus famosos “militantes”. Ver eso me convenció, o me terminó de convencer sobre cosas que no quiero ver más en mi país.
Me sorprendió primero ver la tribuna del programa 6,7,8 de Canal 7. Era un conglomerado de artistas, filósofos, actores y periodistas de poca monta. Toda gente muy loable y talentosa en lo que hace pero con una notable carencia de conocimiento y formación política y económica. No es un planteo elitista, me gusta que haya participación de muchos sectores pero realmente me sorprende el lugar desde donde opina gente que poco conoce y poco ha estudiado. No digo que yo si sepa, ni que yo, por haber estudiado tenga la verdad, lo que si creo es que si queremos y deseamos ser un país en serio los debates no pueden ser realizados por actores y músicos. Me gusta una sociedad politizada pero, ¿como uno discute con esta gente que habla de retenciones, de inflación, de seguridad jurídica con una liviandad asombrosa?. Me gustaría otro nivel de debate, más profundo, más académico, más real. Debatir sobre si se acordó de los pobres o no, no me parece una discusión válida. Quien puede creer hoy en día que hay alguien que quiere pobres en Argentina. Ni los Kirchner ni nadie quieren que haya pobres en el país, se difieren en los métodos. Me gustaría que el debate sea, por ejemplo, sobre si la asignación universal por hijo es más eficiente para sacar a la gente de la pobreza, que políticas productivas o políticas de generación de inversiones nacionales y extranjeras. No me opongo a la asignación universal por hijo, digo, que se debata eso. No es que uno quiere pobres o es amigo de los militares y de la derecha asesina por pensar distinto como nos quieren hacer creer. O que uno es pro-monopolio o pro-Clarín. Uno quiere lo mismo que ellos, lo único que aplicando recetas diferentes. No digo que tengo razón, digo debatamoslo y no entre artistas sino con profesionales, viendo los pro y los contra, viendo que hizo el mundo, los que lograron desarrollarse. Si tengo 1000 dólares y quiero ayudar a los pobres tengo dos caminos, o compro 1000 bicicletas de 1 dólar y las regalo o pongo un pequeña fábrica en la que puedan trabajar primero 10, después 20, luego 50 y asi sucesivamente. Seguramente el proceso es más lento y no electoralmente viable, pero a largo plazo es más eficiente. Siempre de acuerdo a mi visión obviamente. Ahora bien, si tomo el camino de regalar bicicletas voy a tener 1000 tipos que seguramente me lloren el día que me muera, me lleven flores, me idolatren, digan que soy el primero que se acordó de ellos, porque la otra ayuda es silenciosa, tiene mala prensa. Además, si hay un grupo de amigos que me dicen públicamente, “estas loco, como vas a regalar bicicletas”, serán tildados de fachos, de la derecha recalcitrante y de no ser nacionales y populares. No estoy trazando una analogía con el kirchnerismo pero me gustaría dejar de ver buenos y malos en todos lados, dejar de hacer políticas cortoplacistas y efímeras o duraderas mientras alcanza la plata. Ya perdimos varias oportunidades a lo largo de nuestra historia, no sigamos perdiendo. Todos tienen cosas buenas y malas, hay matices, ni sólo hay que hacer fábricas, ni tampoco sólo hay que regalar bicicletas, la idea central es tratar de imitar a los que les fue bien. Si veo un tipo manejando un Ferrari por la calle me encantaría preguntarle “¿Cómo hiciste??, y tratar de imitarlo, de copiar su ejemplo. No existen los brujos, ni los magos, ni las fórmulas mágicas, tampoco existe ese viejo mito de “la nuestra”. Podemos ser queridos por esta generación, por haber repartido muchas bicicletas, o podemos hacerle un favor enorme a las que vienen generando las condiciones de desarrollo, de crecimiento y de sustentabilidad que nos transformarían en el gran país que podemos ser. Dejemos de ver buenos y malos, derechas e izquierdas. Todos queremos lo mismo y es vivir en un país mejor, más justo y más seguro. Seguramente todos tengamos diferentes maneras y formas de llegar a lo mismo pero que yo piense distinto no me transforma en enemigo ni en una persona detestable. Lo único que demostró la historia es que se repite y que si uno hace lo mismo que una vez fracasó, inexorablemente va a volver a fracasar. Lo dijo Einstein pero no hay que ser un genio para saberlo. Imitemos, copiemos a los que avanzaron más rápido que nosotros, y sobre todo dejemos de comprar espejitos de colores. Dejemos ser carne de cañon de gobernadores oportunistas con discursos hermosos desde la retórica, pero vacíos de contenido. No creamos más en falsos héroes ni en falsos paladines de la justicia social. No existe gobernante que quiera la ruina de su pueblo, si existe improvisación, cortoplacismo y mezquindad. No votemos más ni izquierdas ni derechas, votemos proyectos lógicos de gente bienintencionada y preparada para debatir, para decidir, para consensuar y sobretodo para imitar a quienes ya lo hicieron y les va bien. No nos dividamos más entre zurdos y fachos, entre peronistas y gorilas, entre nacionales y populares y cipayos elitistas. Existen claro las diferencias de pensamiento, de formas y de ideas, pero no de objetivos. Seamos inteligentes, tolerantes y ahí si, cuando nos saquemos los trajes ridículos que nos calzamos, cuando veamos en el otro un igual y no un rival, ahí si podremos disfrutar de un país ordenado, civilizado, seguro, desarrollado y donde estén dadas las condiciones para empezar a vivir, y no, solamente, como hacemos hoy en día. dedicarnos a sobrevivir en él.
Hace 6 horas
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