viernes, 27 de julio de 2012

El modelo de honestidad

Recuerdo cuando decían de Moreno, “podrá ser mal funcionario o violento o tendrá prácticas extorsivas pero por lo menos no roba”. Esa frase me generaba enorme malestar porque no creo que la honestidad sea un valor a destacar, debiera ser un valor inherente a un funcionario, que de no tenerlo no podrá ser funcionario. Lo que se debiera destacar de un funcionario es su proactividad, su eficiencia, su eficacia, etc. La honestidad resaltada de un funcionario deja en offside al resto. Si destacan que Moreno no roba, ¿es porque los otros sí?. Ahora bien, se decía de Moreno que era un ejemplo de honestidad, pero ese “ejemplo” aumentó su patrimonio 91% en un año. Esto no lo convierte en deshonesto sino en un crack para los negocios (como todos los ministros y funcionarios del gobierno, cosa por demás llamativa). Podemos creer que el aumento es exorbitante, aunque así y todo, podemos seguir concluyendo que es honesto, porque “honestamente” nos está declarando como se la lleva toda a la casa. Además, con las declaraciones juradas de los funcionarios y sus enormes aumentos patrimoniales empiezo a entender el porque funcionan como una claque cuando Cristina da sus discursos o porque son tan enfáticos al defender el “modelo”. Sin duda alguna, si para algunos es exitoso el “modelo”, es para ellos mismos. El “modelo” les permite hacer unos negocios inmobiliarios, gastronómicos y hoteleros extraordinarios que de tan limpios pueden ser hasta declarados.  

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