jueves, 12 de julio de 2012

 “Requisitos antes de tocar la Constitución”. Roberto Gargarella.

El constitucionalista nos ofrece su visión de la “posible” reforma constitucional que se viene pregonando desde algunos sectores del kirchnerismo. Su artículo es bastante claro al respecto. Dice “La Constitución vigente ya incluye todas las demandas relevantes que exige el oficialismo cada vez que sus voceros hablan de la reforma constitucional”. Acá enumera todos los casos que reclama el gobierno que ya están contemplados en la CN aunque no reglamentados por el mismo Congreso que reclama la reforma. Por ello dice “el oficialismo niega, en los hechos, la posibilidad de dar vida a las reformas que ya existen y que luego reclama como si no existieran”. Si la razón fuese para realizar una reforma política “¿que razón habría para suscribir una reforma política promovida por un partido que, en los últimos 10 años, sólo tocó las reglas de juego para tergiversarlas o beneficiarse a si mismo, de modo muchas veces grotesco (piensese en las testimoniales)”. Y concluye “En definitiva, la reforma puede ser necesaria, si no se la hace para incluir lo que ya incluye; atractiva, si se dirige a democratizar el poder y no a eternizar a los que hoy lo ejercen; y deseable, si la impulsa un gobierno capaz de cumplir con su palabras, antes que otro que jamás (siquiera con sus aliados) se mostró interesado en honrarla”. Interesante forma de oponerse tajantemente a la reforma constitucional encontró Gargarella. Más allá de estos argumentos agrego el del historiador Novaro cuando dijo que es ideal que las reformas se hagan en momentos de acuerdos y de consensos; no en momentos de tanta división. Es deseable que así sea sino tendremos una Constitución pasible de ser modificada nuevamente cuando cambien las condiciones coyunturales del momento, y convengamos que esa no es la idea de una Constitución como Ley fundamental de un Estado de Derecho.

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